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Apuntas hacia el mar y ríes. Llegan las aves azules, los primeros rayos de la luna. Los dibujos sobre la arena se funden.
Nueve naves surcan las mareas de la piel. El precipicio imposible entre la lágrima y el vientre. Un viaje al nuevo mundo. Botones de blusa.
Apuntas hacia el mar y me coges del cuello. Sirve aquel sofá frente a la ventana. Menciono tu nombre. Me atrapas en un pliego de papel.
Keros que vierten el almíbar dentro del salón oscuro. Somos piel madera tallada. Somos los ríos, el grito del curaca, el suspiro de Ñusta.
Almas de quenas y zampoña esperando el naufragio. ¿Enmudece el mar? No, solo canta sibilante como las pastoras.
Retorna el agua y trae el fuego en su espuma. Va y viene llenándose de sueños. Acompaña nuestro ritmo.
Inundas la habitación con una palabra impronunciable para los mortales. Esa palabra describe la manera de domar a los centauros. Esa palabra poliniza las flores.
Nueva es ahora la arena que cubre la playa. Nuevos los rayos de luna y las aves azules. Las nueve naves.
Apuntas hacia el mar y buscas mi mirada. Mencionas mi nombre. Me traes de regreso de la pequeña muerte.
5 comentarios:
Ejem, solo un apunte:
el poema arranca bien, diseñando el lugar y los fenómenos que lo asaltan (en un momento pienso si el mar de Ulisses es el mismo mar), pero luego llegan personajes y objetos -más bien- ajenos: el mundo andino será siempre un ejemplo de sierra. El santuario de Pachacamac podría ser un elemento más costero, pero si situas -por ejemplo- el poema en ese lugar la aparición de centauros está fuera de foco. Y vuelo a la misma reflexión del comienzo ¿será el mar de Ulisses este mar tan lejano?
El final del poema parece darle sentido a esta pregunta.
Abrazo.
Exacto! concuerdo con lo anterior
Delirante descripción donde se fusionan con razón gracias a la última línea: Le petit morte.
Saludos Xakuara!
Lindo Bar
Y cuando se podrá disfrutar otro trago de tu Bar?
http://www.youtube.com/watch?v=vNTRZ31VgiM
recomiendo
demaciado interesante
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