lunes, 7 de enero de 2008

Nueve Naves

Apuntas hacia el mar y ríes. Llegan las aves azules, los primeros rayos de la luna. Los dibujos sobre la arena se funden.

Nueve naves surcan las mareas de la piel. El precipicio imposible entre la lágrima y el vientre. Un viaje al nuevo mundo. Botones de blusa.

Apuntas hacia el mar y me coges del cuello. Sirve aquel sofá frente a la ventana. Menciono tu nombre. Me atrapas en un pliego de papel.


Keros que vierten el almíbar dentro del salón oscuro. Somos piel madera tallada. Somos los ríos, el grito del curaca, el suspiro de Ñusta.

Almas de quenas y zampoña esperando el naufragio. ¿Enmudece el mar? No, solo canta sibilante como las pastoras.

Retorna el agua y trae el fuego en su espuma. Va y viene llenándose de sueños. Acompaña nuestro ritmo.

Inundas la habitación con una palabra impronunciable para los mortales. Esa palabra describe la manera de domar a los centauros. Esa palabra poliniza las flores.

Nueva es ahora la arena que cubre la playa. Nuevos los rayos de luna y las aves azules. Las nueve naves.

Apuntas hacia el mar y buscas mi mirada. Mencionas mi nombre. Me traes de regreso de la pequeña muerte.